martes, octubre 16, 2012

Un "pequeño" relato (I)

PROLOGO

Las cosas pintan a que esta generación esta exhalando sus ultimas bocanadas de aire, era algo que ya se tenia previsto aunque para muchos jóvenes aun podría ser continuado, ah, dichosas esas febriles mentes que aun no despiertan a la realidad, porque su crudeza los haría verse sumergidos en la incredulidad. Solo un milagro va a levantar esta generación del llamado Underground, desafortunadamente soy ateo y no creo en una intervención divina o que llegue un Mesías a levantar la situación actual por la que esta atravesando el mundo, lamento desilusionarlos pero eso, sus ojos, no lo verán. Dejémonos de sueños y fantasías, las cosas deben de seguir su curso y ello es nacimiento, crecimiento, desarrollo y muerte, esta generación esta a punto de llegar a su fin y todos debemos aceptarlo, tal como subsistimos por años de las etapas anteriores, así debemos de aceptar que llegamos al final. Esto, más temprano que tarde, va a terminar.
La historia... bueno, en realidad la historia es muy confusa, por la cronología y por la forma exacta en como se gesto el primer equipo me es imposible explicarlo a ciencia cierta, además, la historia siempre es contada de cabo a rabo por los vencedores y en este caso todos salimos derrotados, pues no pudimos cumplir las expectativas que se tenían contempladas. Eso sin contar que a esta generación, como a todas indistintamente, la precedieron muchas otras, así que yo les relatare la generación en la cual me toco vivir y el grupo en el que participe, pues yo no soy nadie como para tocar generaciones que solo conozco en papel, el meterme en ellas solo me haría caer en incongruencias y errores. Esto señores, es lo que hoy vengo a relatarles.



-Gitanos, mercenarios y merolicos
Cual seria mi sorpresa que al entrar al circuito de hackers me encontraría con una plétora de personas, con intereses muy alejados de la afinidad de lo que yo tenia idealizado en el marco de un hacker. La gama iba desde hombres de familia con responsabilidades de trabajo, hogar e inexplicables sesiones a altas horas de la madrugada frente a un monitor, empresarios que se ostentaban como exitosos hombres de negocios de día y terror de el gobierno en su trinchera nocturna, pre-púberes cuyas edades oscilaban entre los 11 y 15 años tratando de tomar su lugar en el festín que ante sus rostros se presentaba, gente que hablaba un extraño lenguaje, solo comprensible para los nativos de estas tierras a lo cual respondían con una velocidad solo calculable en décimas de segundo con 3 líneas que asentían, cuestionaban y reían, esas risas entrecortadas y expresadas en repetidas onomatopeyas descifrables tan solo para el ojo instruido que podía encontrar el rostro de una persona con los ojos cerrados y una risa frenética en 2 letras, personas de distintas entidades y latitudes geográficas cuyas barreras ya no estaban delimitadas por la distancia o la jerga lingüística, si no por la falta de tiempo para deglutir todo el mundo de un bocado, novatos que encontraban en este alejado rincón un lugar de conocimiento infinito y sin ataduras que solo era reprimido por sus preguntas incrédulas a la gente de mas experiencia, había amplios sectores que tomaban parte en conversaciones simultaneas con 3 o mas personas, no se podía distinguir si la respuesta era darle alientos a aquel que se quejaba por lo pesado que resulto su semana laboral o la correcta forma en que una de las miles de líneas de programación debía ser ingresada o incluso un altisonante juego de palabras que hacia las veces de respuesta universal a todas las demás y que generaban un estruendo de risas que daban pie a otra tanda de preguntas y respuestas, entre ellos figuraban mujeres que hacían las veces de compañía y hombro de consolación para los presentes que se enfrascaban en interminables charlas que comprendían desde contraseñas para sitios pornográficos, como hacer un píxel redondo, hasta intrusiones al sistema de telefonía local y vulnerabilidades que podían ser aprovechadas para controlar servidores internacionales, todo esto con la libertad que proveía la velocidad con que se teclearan los datos y la celeridad en la lectura y comprensión de los mismos. La simbiosis en esta gente era evidente, todos ellos vivían una doble vida, como si esta fuera una obra en las tablas de un teatro.
No había un solo día de descanso, la actividad era constante, 24 horas de charlas continuas, todos los días, todos los meses por muchos años, aun sigo acumulando registros de ello y conservo aproximadamente 120megas de 4 años volcados en texto puro. Si estos 120megas de información los traducimos a palabras serian un aproximado de 30 millones de palabras, lo cual le llevaría a 5 personas en turnos de 8 horas diarias un aproximado de 2 meses para leer y para comprender el nivel de lectura de esas charlas se debería seleccionar a un hacker, un ingeniero, un psicólogo, un colegiado en letras y un degenerado sexual.
Entonces, ¿como es que esta clase de personas podía convivir con seres aun más podridos que ellos mismos? No había similitud en nosotros, en absoluto, hipotéticamente el perseguir un bien común le da balance y fuerza a una organización, pero a lo largo de este tiempo he visto a muchos equipos que siguen esa formula de la similitud de ideales, afinidades económicas, sociales y culturales y otras causas que supondrían una agrupación robusta y con ideología inquebrantable en cada uno de sus miembros, pero esta suposición hace que las cuarteaduras en el interior sean aun mas grandes y lleven a una ruptura violenta de los equipos que persiguen fines paralelos. En el papel todo suena bonito y divertido, pero la práctica nos mostró que esa clase de lineamientos sanos son imposibles de alcanzar y aun cuando estos se consiguieran tendría que haber un líder que los comande y vele por los intereses de todos. Punto con el cual empezaremos el siguiente capitulo que le mostrara a los futuros lideres que su tarea no será detrás de un escritorio, si no en las trincheras a la par de todos los soldados de su batallón.

Siguiente: http://mr0bl3s.blogspot.com.es/2012/10/un-pequeno-relato-ii.html

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